domingo, 12 de enero de 2014

[Actual Play] Una sombra se levanta en el Norte. ESDLA CODA

Aprovechando los resúmenes de partidas que preparo habitualmente para mantener el hilo cuando jugamos, voy a empezar a escribir lo que dirijo a modo de Actual Play. Este es el primero que he preparado. Recoge a modo de resumen y también de guía lo acontecido en una partida que jugamos en navidades. Además de jugar, que eso siempre está bien, lo especial de ésta partida es que nos sirve para reunirnos. Tomando como referencia el Castillo, tres de los jugadores estudian en otra ciudad y el que resta en otro país.  Por eso estos pequeños resúmenes ayudan a mantener al día tanto las referencias (hay bastantes hipervínculos) así como la trama y los sucesos. 

Dicho esto, como es mi primer actual play, agradeceré tremendamente cualquier tipo de Feedback sobre cómo presentarlo y si además sirve de ayuda para otros jugadores y directores, mejor que mejor. Por último añadir que las imágenes son los primeros resultados que aparecen en Google al poner cada uno de los pies de página, así que aún sin mencionar su autor (porque lo desconozco básicamente) se puede encontrar rápidamente la fuente.

Una sombra se levanta en el norte


Mithrandir había reunido a un grupo de personalidades de bien en la confluencia del Glanduin, que nace al sur de las puertas de Moria, en las Montañas Grises y el Mitheithel, que recoge las aguas del Sonorona y recibe también el nombre de Fontegrís. El punto de encuentro eran las ruinas de uno de los últimos puestos de vigilancia al sur de Arnor, en lo que que antaño fue territorio de Cardolan

El Sonorona o Bruinen

5 años tras la caída del último gusano en la montaña solitaria, la zona seguía siendo peligrosa, por las bestias salvajes de la floresta, pero no había ningún mal conocido. Los orcos de las montañas no preparaban incursiones tan hacia el oeste, con las Tierras  Brunas de por medio y en Tharbad apenas quedaba nada. Para cruzar por el Camino del Norte Sur era necesario utilizar una barca que sortease las ruinas del viejo puente.
Las Tierras Brunas
El Puente de Tharbad
Las ciénagas de Nin-in-Eilph

El primero en llegar fue el Elfo Silvano Celegorm Tasaltir, del bosque negro. El sitio que encontró era un puesto de vigilancia arruinado, la base de una torre de planta hexagonal custodiada por cuatro edificaciones más pequeñas que debían de funcionar cómo barracones y cocinas para los soldados que se apostaban allí mientras el Reino de Arnor era fuerte. Al igual que Cariel Nimbathel Valandir de Eriador, que llegarían más tarde, habían sido citados por Mithrandir en aquel lugar. 

Tras Celegorm llegó la Noldor Cariel y desde el primer momento saltaron chispas. Los elfos son arrogantes incluso entre ellos y más cuando se trata de personalidades tan distintas. El último en llegar fue el humano de Eriador Valandir, un tanto excéntrico, se encontró a dos elfos amenazadores en las ruinas en donde el Mago Gris les había citado a todos. 

El Istari ya llegaba con 3 días de retraso y ninguno de los presentes sabía que compartiría tarea con el resto. Decidieron esperar, ya que citarles en un sitio en tierra de nadie bien significaba que lo que tenían que hacer era peligroso. Por la tarde del cuarto día, mientras buscaban algo que llevarse a la boca, un oso de las montañas asaltó a Celegorm, que acabo muy mal herido al intentar huir de la bestia y despeñarse por un barranco, mientras que Valandir y Cariel fueron asaltados por una manada de lobos en la misma torre. 

Sus sospechas se confirmaron al amanecer del quinto día, cuando llegó Mithrandir: -El mal despierta en el norte, en Carn Dûm. Necesito que reconzcáis la zona para mi y me contéis que es lo que está sucediendo. Llegan rumores de que los orcos del norte se están reagrupando en las ruinas de Angmar-. El mago partió tan de improvisto como había llegado, aunque su mensaje era claro.

El grupo se puso en marcha rápidamente remontando el Mitheithel. Al llegar al punto donde el Fontegrís se une al Sonorona se encontraron con la primera decisión del camino. No tenían claro si cruzar el Vado del Bruinen y llegar a Rivendel o bordear el Bosque de los Trolls por el suroeste hasta llegar a las Landas de Etten. El último camino fue el escogido, así que comenzaron su ruta dejando el agua del Fontegris bajar por su izquierda. 

En el camino se encontraron con los exploradores de una banda de orcos, a los que dieron muerte,  y sospechando que el grupo se daría cuenta de la ausencia de su avanzadilla, decidieron apretar el paso por la espesura con la firme intención de evitar al grueso de orcos. La fortuna no les acompañó y tras una dura batalla fueron apresados y las horas y los días pasaron entre sueños ligeros durante el día, pan mohoso y un licor que revolvía el estómago a los prisioneros cada vez que lo probaban.

No sabían cuanto tiempo había pasado, pero los tres héroes despertaron en sucias celdas de una guarida orca. Tampoco sabían dónde estaban, pero se encontraban en muy mal estado de salud y sin nada más que sucia y asquerosa paja para recostarse. Estaban separados todos ellos en diferentes celdas excavadas en la roca y cerradas con una forja de hierro de hechura orca. Parecía que los dos elfos y el hombre estaban destinados a morir. Se estaba celebrando un gran festín en el que escuchaban alaridos festivos, broncas, y en general, algarabía. Pronto esos ruidos se transformaron en gritos de terror y pronto en sonido de batalla.

La incertidumbre se hizo presa de los prisioneros, hasta que de la gruta llego una figura humana. Se trataba de un hombre medio, Daín del Lago, como más tarde se presentaría. Se trataba de un capitán de rastreadores de la Ciudad del Lago. Buscando limpiar de orcos las estribaciones meridionales de las Ered Mithrin habían llegado hasta uno de los afluentes del Fuente Gris, dónde los orcos habían montado su morada.


El hombre les rescató y los llevo de tapadillo a su casa. Bardo, Rey del Valle se encontraba viajando, como les contó Dain. Nada más llegar, la casa de Dain fue registrada por Ringobelcapitán de la guardia del lago. Como pudieron comprobar los dos elfos y el hombre, había bastante tensión entre Daín y el Capitán. Entendieron que Bardo tenía cierta predilección por Daín y más por la labor que estaba realizando de organizar partidas para cazar manadas de orcos de las Montañas Grises, alejándose por varias jornadas de Esgaroth y evitando con estas batidas que los orcos se acercasen tanto al sur.

Hubo bastante tensión al principio y más cuando Celegorm, Valandir y Cariel se enteraron de que habían pasado prácticamente una luna capturados por los orcos. El tiempo apremiaba y tenían que salir como fuese del Lago. Los problemas venían por Ringobel sin lugar a dudas. Y Dain también se mostraba receloso del encuentro tan extraño. Dain, que acosó a preguntas al grupo hasta que le contaron toda la verdad. 

Por otra parte, Valandir, pudiendo pasar desapercibido entre los hombres del Lago buscó un sanador. cómo él, para buscar algunas plantas medicinales para el viaje que les esperaba. Así conoció a Pirdel, curandero y pudo enteresarse de que una extraña peste se estaba haciendo con la población del Lago y de Valle. Ese era el motivo por el que Bardo había salido de la ciudad, buscando ayuda en Imladris para un mal tan extraño y repentino. Parecía que tenía que ver mucho con la sombra que se levantaba en el norte.

Cuando estaban preparando la partida de la casa de Dain, y habiendo reclutado al propio hombre del lago para el viaje, un capitán de la guardia al servicio de Ringobel, Tirumar, entró en la casa y les encontró. Allí les obligo por la fuerza a acompañarle a los calabozos de Lago para hablar con ellos y saber por qué estaban allí. Tirumar se reveló como un hombre de bien, muy preocupado por la extraña peste de Lago y por todo lo que estaba haciendo Ringobel en ausencia de Bardo. Allí se enteró de la misión del grupo, encargada por Mithrandir. 

La decisión entre dejar partir al grupo para que buscasen la información que les pidió Gandalf sobre el mal en el norte y la posibilidad de contar con un sanador de Eriador en Lago y Valle para atender la peste fue muy difícil para Turimar, pero el grupo consiguió transmitir la importancia de la tarea encargada por el mago. Turimar accedió a faciltiarles la salida de la ciudad sin que se enterasen los guardias leales a Ringobel.

Una luna y varios días de la siguiente habían pasado ya. El tiempo apremiaba y en una fría noche de finales de otoño, cubiertos por la niebla del lago largo, cuatro figuras remontaban la corriente del Bosque rumbo a las Montañas Grises, sabiendo el peligro de tener que atravesar los Hi'Thaeglir tan al norte, dónde moran los orcos...

1 comentario:

  1. He probado a entrar al blog en el modo de navegación de incógnito de Chrome y es verdad, no se ven las imágenes. En cambio, en el modo normal (con la cuenta de Google activa y todo eso) las veo sin problema y también cuando edito la entrada... así que no tengo ni idea de por qué está pasando, pero intentaré mañana darle una vuelta al asunto! ;)

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